jueves, 20 de septiembre de 2012

Es otoño. Toca evaluación de daños


Se acerca el otoño, época de lluvias por excelencia. Los habitantes de esta tierra comenzamos a sacudirnos los rigores del verano con gesto de alivio y miramos al cielo esperando las primeras lluvias. Los nuevos inquilinos de nuestra Vía Verde, en forma de flora y fauna, también.

Tal vez no lo recuerden ya, pero han pasado 6 meses desde que unos 200 peñarriblenses y belmezanos de todas las edades se reunieron en la plataforma ferroviaria que une ambas localidades para darle un poco de vida y color al degradado piso que la rodeaba mediante la  plantación de especies autóctonas del Guadiato en lo que fueron las I Jornadas Medioambientales en la Vía Verde de La Maquinilla.

Conscientes de que el verdadero trabajo medioambiental en la Vía Verde comienza después de la plantación, nos ha parecido adecuado y hasta necesario analizar los resultados obtenidos en este último medio año con el objetivo de mejorar. El mérito de haber concentrado a dos centenares de personas alrededor de una idea concreta durante la pasada primavera en una comarca que tiende al ensimismamiento no debe hacernos obviar otros factores cuantitativos y cualitativos que verdaderamente sí dan la medida del éxito o del fracaso del proyecto.

Un plan, por muy sencillo que sea, nunca se da por concluido hasta que no es evaluado. Valorar los resultados con la debida autocrítica y establecer un buen diagnóstico posterior es básico para que el proyecto de la primera Vía Verde acondicionada del Norte de Córdoba avance.

A nuestro modo de ver y basándonos en las nulas perspectivas de superviviencia que vaticinó Carlos Revilla, Técnico de la Delegación de Medio Ambiente (10%) en base a la fecha de plantación, podemos calificar el rendimiento a medio plazo de la I Jornada Medioambiental como moderadamente satisfactorio: de los 420 plantones ubicados en el margen izquierdo de la plataforma ferroviaria (210 en Peñarroya y 210 en Belmez), han sobrevivido casi una cuarta parte, 154 árboles, es decir, un 32% del total: 102 en Peñarroya y 32 en Belmez.

La fría estadística no debe inducirnos a extraer conclusiones equivocadas. En la parte belmezana de la plataforma ferroviaria, el Excmo Ayuntamiento ha regado puntualmente los arbolitos una vez por semana desde el mes de Marzo, haciendo efectivo el compromiso adquirido en su día, cuando se plantaron. Sin embargo, su loable labor no ha bastado para evitar la pérdida de casi 200 árboles. Una pluviosidad nula desde el mes de Mayo y, sobre todo, la falta de civismo y educación de algunos, ha impedido un mejor resultado. Hasta 60 árboles han sido destruidos o expoliados por los propios ciudadanos.

Belmez .Tramo preiurbano de la Vía Verde de la Maquinilla. En solo 300 metros
han desaparecido 23 árboles
La verdadera decadencia de una zona no se mide exclusivamente en términos económicos sino en la forma en que la gente respeta o apoya al que inventa algo para salir adelante. Episodios como estos en los que personas que comparten el mismo espacio geográfico anteponen sus intereses a los del resto, cuando no los desprecian, no solo suponen un lastre colectivo y un grave deterioro de las condiciones de vida de todos sino un fracaso social de primera magnitud.

La salida de este bucle sin fin está relacionada directamente con el empeño educativo y cultural de familias e instituciones, más que de la coyuntural limpieza migratoria o un relevo generacional.

Mientras llega ese remoto momento en que la gente del Guadiato aprenda a querer, a defender y a cuidar lo que es suyo, por pequeño que sea, seguiremos aquí, intentándolo. Dentro de unos meses volveremos a ocupar los agujeros vacíos con nuevos árboles gracias al marco de colaboración de la Consejería de Medio Ambiente. Por supuesto, con esta reposición no lograremos evitar nuevos robos, pero si, al menos, colmar la despreciable avaricia de esta gentuza. Después de todo, acabará llegando el día en que saturen sus campos de plantas de a euro cincuenta, que es lo que valen.

En la parte peñarriblense, afotunadamente  ha sobrevivido casi 40 por ciento. En esta zona también hemos lamentado saqueos, pero de menor cuantía. Han desaparecido aproximadamente 10 árboles. Este éxito hay que atribuirlo a la colaboración ciudadana y a un mayor tráfico de usuarios en este tramo durante todo el día. Grupos de ciudadanos anónimos se han organizado espontáneamente durante el verano para cuidar de la Vía Verde y suplir de este modo la falta de respuesta de la Concejalía de Medio Ambiente del Ayuntamiento peñarriblense ante este desafío durante estos meses.

La Vía Verde del Guadiato se va convirtiendo, poco a poco y gracias a la labor de todos en un bien de interés cultural, social, patrimonial y medioambiental de la zona. Y esta es una realidad a la que no debe sustraerse el consistorio peñarriblense. Tal infraestructura necesita del apoyo de la primera institución de esta localidad no solo desde el punto de vista de su conservación, sino de la propia superviviencia de la misma.

Voluntario de la Vía Verde en el tramo de Peñarroya
Lo hemos repetido en múltiples ocasiones. Sin el sustento y el aliento de nuestros gobernantes el sueño de la primera vía verde del Norte de Córdoba acabará descarrilando.

En los tres próximos meses caerá un auténtico aguacero de actividades sobre la Vía Verde: taller de señalización, explanación de la plataforma, decoración de una caseta de paso a nivel, repoblación con 300 nuevos árboles. Realmente, nunca pensamos que llegaríamos a estar tan atareados. Esperamos estar preparados para la avalancha. En fin, que llueva, de la manera que sea, pero que llueva. Que falta nos hace.

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