jueves, 17 de mayo de 2012

EL PUERTO DE LA LAJA Y LA VÍA VERDE DEL GUADIANA

Cuando tocaba estudiar los ríos todos aprendimos la cantinela de que “el Guadalquivir es navegable desde Sevilla hasta su desembocadura”. Y los de estas tierras, por considerarlo nuestro, añadíamos con orgullo que era el único río navegable de España.

Y la cosa es verdad, pero sólo a medias. También el Guadiana es navegable en sus últimos sesenta kilómetros. Tal vez porque hace frontera y sólo es “mitad español, mitad portugués”, o porque nace en La Mancha (la gran ignorada), Extremadura (la gran desconocida), Portugal (ese extraño vecino) y desemboca en Ayamonte-Vila Real (tan lejos de todas partes), casi nadie echa cuenta de la navegabilidad de este río. Y no son sólo barquitos de recreo, embarcaciones de todo tipo surcan hoy en día sus aguas, los pueblos de una y otra orilla tienen su coqueto puerto fluvial y el barco es un medio de transporte habitual en la zona. Es más, hasta los años sesenta estuvieron entrando vapores y mercantes de considerable tamaño para cargar mineral en algunos de los puertos que existían en sus orillas.

Embarque de mineral en La Laja (foto de www.spanishrailway.com “el ferrocarril del Guadiana”)
Río arriba, el último de estos cargaderos, ya en tierras portuguesas, era el que daba salida al mineral de las Minas de Säo Domingo, explotadas por la firma inglesa “Masson & Barry”.Pero el más impresionante es el de La Laja, a 48 kilómetros de Ayamonte, donde se embarcaban las piritas procedentes de las minas de Las Herrerías y su entorno.

Sucede también que cuando se habla de patrimonio industrial y minero de Huelva, es mucho el peso de Riotinto, pero no hay que olvidar a la zona del Andévalo, donde destacan las minas de Tharsis y Alosno, que buscaron su salida al mar con el llamado Ferrocarril de Tharsis hasta el embarcadero de Corrales, junto a la capital. Por aquello de la rivalidad y la independencia entre unas y otras compañías, las que aquí nos ocupan no utilizaron tal ferrocarril, que en principio hubiera sido lo más lógico, sino que prefirieron construir uno propio, de 32 kilómetros de longitud y un ancho de vía de 762 mm, con final en el Guadiana.

Malacate del pozo maestro de Cabezas del Pasto (1885). Restaurado e instalado en Minas de las Herrerías
Pero vayamos por partes. En cuanto al ferrocarril minero, llamado “Ferrocarril del Guadiana”, se construyó entre 1887 y 1888 por la sociedad inglesa The Bede Metal Chemical Cº Ltd., que explotaba las minas de cobre de Cabezas del Pasto. En principio tuvo la particularidad de que no llegaba hasta La Laja, sino que debido a lo agreste del terreno, el transporte del mineral se hacía mediante un cable aéreo en los últimos 4,3 kilómetros hasta el puerto. En 1911 las minas de las Herrerías y Cabezas del Pasto pasaron a ser explotadas por Sociedad Anónima Saint Gobain, una gran sociedad francesa del ramo de las industrias químicas, lo que supuso uno de los pocos casos en que el capital francés intervino en la minería de Huelva, controlada por los capitalistas ingleses.

Ya francesas, el primer director de las minas de las Herrerías, Alfonso Perbós, procedía de la SMMP, había sido ingeniero de las minas de Cabeza de Vaca y contrajo matrimonio con una de las hijas del insigne belmezano D. Hilario Solano, que por ello pasó temporadas en esa zona y dejó buena cuenta de ello en sus escritos, dedicados sobre todo a la Virgen de la Peña, patrona de La Puebla de Guzman.

Tren del Guadiana a su paso por el Puente del Lobo. Foto de A. Perbós (1934)
Filial de la Saint Gobain fue la Sociedad Minera del Guadiana, constituida en 1922, que continuó la explotación de las minas y finalizó el ferrocarril en su totalidad, desde Las Herrerías hasta el Puerto de la Laja, pasando por las minas de Cabezas del Pasto, Minas La Isabel y El Sardón. Llegó a tener siete locomotoras de vapor y material de muy diverso tipo, casi todo tolvas y vagones de dos ejes para el transporte de mineral, aunque no faltaron algunas plataformas, un pequeño coche para el transporte del personal y hasta un coche salón.

En 1950 las minas y el ferrocarril pasaron a ser explotados por la nueva sociedad “Minas de las Herrerías SA”, sustituyendo las locomotoras de vapor por locomotoras y tractores diesel, que estuvieron en uso hasta que en 1965 se cerró la línea y el transporte se empezó a hacer por carretera.

En cuanto al Puerto de la Laja y su poblado, constituían el nexo de unión entre este ferrocarril y el río, con impresionantes instalaciones, final de la línea férrea, grandes tolvas y silos para el almacenamiento, y mecanismos para la carga del mineral. Su construcción se inició en 1885 para embarcar el manganeso procedente del enclave minero de Santa Catalina, y fue ampliándose según aumentaba la producción mineral de la zona, con una gran actuación de la compañía Saint Gobain, que en 1923 intervino en el calado del río Guadiana para dar entrada a barcos de gran tonelaje.

Cargadero de mineral del Puerto de la Laja
La construcción del muelle-cargadero trajo consigo la fundación de un poblado en el que predominan lo que por nuestra comarca llamamos cuarteles obreros y que por allí denominan “cuarteladas”, pequeñas viviendas mineras organizadas en manzanas paralelas, adaptándose a la pendiente del terreno. Destacan entre ellas la pequeña estación final de la línea, la antigua casa del ingeniero y la capilla o casa de los curas.

De la importancia económica que llegó a tener este puerto da buena fe el que, con el fin de controlar la entrada y salida de mercancías, llegó a disponer de un puesto de Aduana, con un Administrador y un empleado cuyo sueldo, estancia y gastos de desplazamiento corrían por cuenta de las compañías mineras.

Como no podía ser de otra forma, el cierre de las minas y el desmantelamiento del ferrocarril del Guadiana produjo el final de la actividad minera de este puerto. El abandono y el olvido cayeron sobre la zona, hasta que en la última década, merced al auge del turismo rural; su inscripción en el Catálogo General del Patrimonio Histórico Andaluz, como Bien de Interés Cultural (BIC), con la tipología de Lugar de Interés Industrial; y la creación de la Vía Verde del Guadiana, se ha dado una nueva vida a este paradisíaco enclave, que vuelve a ver habitadas sus casas y cuarteles.

Poblado de La Laja. Foto de "el mineral digital.blogspot.com"
Por lo que se refiere a la Vía Verde del Guadiana, construida en 2002, tiene una longitud de 17 kilómetros, desde el poblado minero de Minas de la Isabel al Puerto de La Laja, con un paisaje principalmente de dehesa, jaras, repoblaciones forestales y algunas manchas de eucaliptos, en cierto modo bastante parecido al que podemos ver por nuestra comarca. Para su uso idóneo se adecuó el trayecto con la mejora del firme, instalación de vallas protectoras y señalización, siendo apto para ser transitado a pie, en bicicleta, a caballo y hasta en silla de ruedas.

Así pues, quienes en las próximas vacaciones vayan a disfrutar de las playas de Huelva, no se olviden reservar al menos un día para hacer una visita a estos lugares. De verdad que merece la pena.

Vía Verde del Guadiana en su último tramo, paralela al río
Para terminar, no puedo dejar de copiar aquí los dos párrafos finales que aparecen en el cartel de presentación de la Vía Verde, a ver si vamos aprendiendo:
“La iniciativa de los ayuntamientos de El Almendro y El Granado, al adquirir a la empresa minera Minas de Herrerías SA, no solo el trazado de la antigua vía del Ferrocarril del Guadiana, sino varios terrenos, casas y propiedades anexas al mismo situadas en Minas La Isabel y El Sardón, contando con la buena disposición y comprensión de los propietarios de las fincas colindantes, ha servido para desarrollar este proyecto de recuperación medioambiental, cultural, lúdico y fundamentalmente turístico, catalogado en el Programa Nacional de Vías Verdes, promovido por el Ministerio de Medio Ambiente y la Fundación de Ferrocarriles Españoles. Para la realización de este proyecto se ha actuado en estrecha colaboración e integración con la Mancomunidad de Municipios Beturia.

Una vez acabadas las obras comienza lo más difícil de acometer, que es asumir el compromiso no solo formal, sino efectivo de mantenimiento, gestión y conservación de la Vía Verde del Guadiana, labor en la que estamos implicados no sólo las corporaciones municipales y la propia Mancomunidad de Municipios Beturia, sino la población del entorno, que deberá ayudar a promocionarla, respetarla y mejorarla para dar una imagen de calidad y buen hacer, que es y ha sido sinónimo de nuestros pueblos y nuestra comarca, colaborando en programas de recuperación de las aldeas mineras, la puesta en marcha de la granja escuela, y de recuperación forestal y medioambiental del entorno”.
Final de la Vía Verde, poblado y puerto de La Laja
Puerto fluvial de Sanlúcar del Guadiana, a 8 Km de La Laja.
En la orilla de enfrente, la localidad portuguesa de Alcoutim.

1 comentario:

  1. Os invitamos a entrar en www.asociacionherrerias.com
    Esperamos que os guste

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